Opinión PR | Un día estuve donde ustedes, Gorocito y Molina

Por Alex.
@AlexdeRayos

La situación que estoy por contar es difícil. Tardé mucho en tomar la decisión de compartir un poco de mis experiencias personales, pero dadas las circunstancias, los recuerdos y el reflejo que siento por la situación, decidí escribirla.

Sí no me equivoco corría el año 2010. Las cosas del amor son complicadas, más cuando se trata de una persona, que como yo, suele sentir más que pensar. Había sufrido una sensible pérdida y me encontraba deprimido; la escuela no me importó durante ese tiempo y, sin trabajo alguno, me dediqué a estar en bares.

Bebía prácticamente todos los días, con dinero que no tenía y la ‘piedad’ de algún otro. Una de esas ocasiones, era la fecha de cumpleaños la persona antes mencionada. Entre tequila, cerveza y amigos pasé el que pudo ser mi último momento de libertad.

No recuerdo como llegué de aragón al centro de la Ciudad de México. Sólo sé que por accidente rompí una figura de un puesto ambulante, por lo que me exigían pagarla; yo entregué lo único que tenía en mi bolsillo, una moneda de 50 centavos.

La situación se complicó, porque ellos eran por lo menos tres y yo uno. Me golpearon, pero no me fui, mi estado me dio valor para enfrentarme a ellos; pude con el primero con un golpe bajo, después, cuando venían hacía mí los demás, pasó una patrulla a la que le dijeron que me había robado su mercancía.

Me llevaron a los separos y me acusaron de robo, por lo cual sólo una fianza me evitaría pisar algún reclusorio. Las autoridades avisaron a mis familiares, quienes hicieron lo imposible para sacarme de ahí y lo lograron, un día después de mi ingresó y a unas horas de mi traslado a no sé dónde.

La acusación era una completa mentira, lo sé; que mi familia pudiera conseguir dinero para pagar la fianza, es, quizá, la justicia de la vida o divina, que de vez en vez aparece, pero lo cierto es que en mi interior y mientras estaba encerrado, con otras personas de todo tipo, estaba consciente que debía pagar mi error, por eso nunca le dije a nadie que hiciera algo por sacarme; obviamente muy en el fondo quería que sucediera.

Pese a eso, siempre hay un precio que pagar, si bien no fue con la justicia del país, si con otra más profunda, y a la fecha, sigue afectando la relación entre mis cercanos y yo, además de una serie de burlas, acusaciones que de vez en vez suenan por aquí y el nulo apoyo de mi familia en ninguna cuestión.

Era un estudiante de periodismo, pero de haber sido alguien reconocido y con carrera, la situación hubiera sido diferente y miles de versiones existirían con respecto a mi ‘escándalo’, pero no fue así afortunadamente.

En cuanto a los jugadores, su problema es más complicado, también es cierto que tienen más armas que las que tuve para salir de él. Nunca he pensado que ellos son malas personas o que lo hicieron con alguna intención de lastimar, sé, porque lo he vivido, que fue una situación desafortunada, pero cada acción tiene una reacción y por ende su falla además de reconocerla, deben pagarla; sabemos que muy probablemente sea dejar al equipo, al futbol y cuestiones tal vez más íntimas.

Estoy en contra de todos los que los llaman delincuentes, asesinos o inhumanos, porque no lo son. Además creo que no se han puesto a pensar del dolor de los amigos, su familia y todo lo que conlleva una decisión mal tomada en segundos. Soy de los que exigen que paguen por sus actos, pero eso es completamente distinto a calificarlos de tan cruel forma; en ese caso yo sería también uno.

Por eso a mí me cuesta creer en lo que llaman la versión oficial. Cada uno relata lo que le conviene, como cualquier pelea; lo cierto es que sólo los involucrados sabrán siempre lo que en realidad pasó.

En cuanto a Necaxa, es un equipo que va más allá de estos problemas, ha sucedido en otros equipos y seguirá sucediendo. Nada mancha el nombre del club, porque éste es una institución deportiva, que como todo, tiene momentos buenos y malos, también decisiones. Gorocito y Molina fueron buenas opciones en su momento y hoy, por los hechos, no caben más aquí, es todo, pero repito, eso no los hace malas personas.

Por eso siempre he estado a favor de que se tengan psicólogos en un plantel deportivo. En Alemania, por ejemplo, los jugadores se fotografían tomando cerveza en el ‘Oktober Fest’, dirán que aquí no es aquel país, es cierto, pero sólo a veces me preguntó porque la distante perspectiva entre un lugar y otro.

De antemano agradezco que hayan leído algo tan personal y espero que sea de ayuda para tener otra perspectiva de la situación.